Un primer reto con el voto electrónico es el de identificar que la persona que va a votar sea efectivamente quien dice ser. La certificación digital es una gran herramienta para ello, aunque no la única. El gran despliegue del DNI electrónico es un argumento a su favor.
Otro reto es acreditar la condición de accionista (o de colegiado, en elecciones colegiales), lo que se logra con el censo electoral, con la información de la tarjeta de accionista que remiten las entidades depositarias.
Si se admite el voto por correo (cuyos riesgos, en general, se asumen) el voto digital, mucho más seguro, debería contemplarse.
La plataforma Innovoto de EADTrust es la opción ideal para el voto societario.